03 octubre 2008

Kauffman buscó el silencio de Antonini a cambio de "poder y dinero"

Una vez repuesto de la emoción y las lágrimas que protagonizaron sus primeros 15 minutos de interrogatorio, Carlos Kauffman, el gran amigo y socio de Franklin Durán, contestó con firmeza a las preguntas del fiscal. Y su mensaje quedó grabado en la mente del jurado.
Lo repitió muchas veces. "Nadie quería que Alejandro Antonini dijera la verdad", insistió Kauffman. "Todos sabíamos que el dinero no era suyo. Lo manipulamos, le hicimos sentir culpable para que firmara el poder del abogado en Argentina. Ese era nuestro objetivo", reconoció. "Asumo mi responsabilidad. Mi gobierno me pidió que hiciera algo y lo hice porque así conseguiría más poder, más dinero, nuevos contratos del gobierno", subrayó tajante.

Kauffman se declaró culpable de dos cargos -conspiración y actuar como agente del gobierno venezolano en Estados Unidos sin notificárselo a las autoridades- el 29 de febrero de 2008. Desde entonces colabora con la fiscalía para montar el juicio contra Durán.

El testigo aseguró que el dinero era de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y estaba dirigido para la campaña de Cristina de Kirchner. También dijo que el presidente Hugo Chávez puso al director de la Disip, Henry Rangel Silva, al frente del asunto para solucionar el escándalo del maletín, que el entonces vicepresidente, Jorge Rodríguez, estaba al tanto de todo, y que Tarek El Aissami (actual ministro de Interior y Justicia) "se encargaría de la contravigilancia".

Además, dijo que habló sobre el asunto con Diego Uzcátegui y citó los nombres de los funcionarios de Pdvsa a los que Venoco -la compañía de Durán y Kauffman- pagaba "cientos de miles de dólares" por información y materias primas. "Le pagábamos a Rocío Ramírez, Jasmine… no recuerdo el apellido, y alguien en la refinería de Curazao", admitió Kauffman, quien posee pasaporte venezolano y alemán y espera una reducción de condena y ha pactado que él y su familia -su mujer, María Gabriela Jiménez, y sus tres hijos- puedan quedarse en Estados Unidos o en un tercer país que los acoja.

A diferencia de Antonini, que jamás miró a Durán durante su comparecencia, Kauffman cruzó miradas con su amigo cada vez que entraba y salía de la sala. De hecho todavía tienen intereses comunes, como los 28 millones de dólares que comparten en una cuenta bancaria de EEUU. Así empezó el día para este testigo, repasando frente al jurado las lucrativas compañías que posee a partes iguales con Durán desde 1998. Él tiene 43% de Venoco, Durán otro 43%. El resto es del gobierno venezolano y otros socios.

Tiene también una empresa de construcción al 50% con Durán. Y otra -Perforaciones Albornoz-, al 25% con su socio. Kauffman posee dos apartamentos en el sur de Florida, los cuales éstos sólo suyos, una empresa -Ocean Yacht- en Texas junto a otro venezolano, otro holding a medias con Durán y otra de helicópteros que vendió hace dos semanas. En ese momento llegaron las polémicas preguntas de Mulvihill. ¿Qué ha hecho el gobierno venezolano con sus compañías? "Me lo han quitado todo desde el pasado lunes. Maionica y yo estamos en el mismo expediente. Todos mis activos han sido congelados por orden del fiscal general. No puedo hacer ninguna operación en mi país y tengo un pedido de Interpol".

¿Han tomado alguna acción contra los intereses de Durán? "No. La orden sólo me afecta a mi", contestó Kauffman. "¡Objeción!", gritó el abogado de la defensa, Edward Shohat, que al final del día pidió la anulación del juicio por estas preguntas que considera "inapropiadas y deshonestas por parte de la fiscalía".

La juez Joan Lenard desestimó su petición. Sí aceptó, sin embargo, dos casos de corrupción señalados por la fiscalía: que Kauffman y Durán pagaron "cientos de miles de dólares" en sobornos a funcionarios de Pdvsa y que se reunieron con un oficial del gobierno venezolano (a quien también pagarían) para discutir la venta de equipamiento policial y médico para un tercer país. Kauffman, que apareció sin esposas, la barba bien recortada, vestido con el uniforme del centro federal de detención, estalló en lágrimas cuando el fiscal le preguntó si había hecho alguna otra actividad ilegal en Estados Unidos. La juez pidió cinco minutos de receso. A su vuelta, contó que intentó traer a su familia. "Estaba preocupado por la situación en Venezuela. Estábamos todo el día en las noticias y tenía miedo por los secuestros. Traje documentos falsos para rellenar los formularios de inmigración y pedir una visa legal para mi mujer", señaló. "Al final no los rellené porque encontré otra fórmula mejor".

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