El derrumbe de los precios del petróleo amenaza los programas sociales del gobierno de Hugo Chávez, disparó los intereses de la deuda de Venezuela, y amenaza con paralizar su economía. El auge económico de los últimos cinco años terminó de manera abrupta. La caída de la cotización del crudo redujo los ingresos fiscales a un nivel crítico. Al agotarse la chequera, por primera vez desde que llegó al poder en 1999, el presidente bolivariano utiliza una palabra que no figuraba en su vocabulario: austeridad.
Venezuela, importador neto de alimentos y materias primas, tendrá problemas para ajustar su presupuesto y honrar sus compromisos ya que la mitad de los ingresos del Estado proceden de las exportaciones de crudo. Asimismo, cerca del 94% de las divisas que recibe el país provienen de la venta de petróleo, lo que lo hace muy vulnerable. En el primer semestre del 2008 el precio promedio del crudo venezolano fue de 103 dólares barril. Pese a la alta cotización, el Estado tuvo un déficit de 1.500 millones de euros. Con el barril a menos de 70 dólares, el déficit fiscal se va a multiplicar.
"Venezuela, hoy más que nunca, es una economía rentista que precisa de los ingresos de los hidrocarburos para mantener su actividad económica. Con el nivel de gasto actual, las reservas apenas alcanzarían para siete u ocho meses" dijo el economista y analista financiero Pedro Palma en un foro de la Asamblea Nacional sobre el impacto de la crisis económica "Con un barril por debajo de los 70 dólares, las cuentas en la balanza de pagos no salen. Y no se puede dejar de importar alimentos porque la población los necesita, ni se puede cortar la compra en el exterior de materias primas, porque se paralizaría la industria. La situación de Venezuela es la más delicada de América Latina", declaró a "La Vanguardia" el ex director del Banco Central de Venezuela, (BCV) Domingo Maza Zavala.
El desplome del petróleo coincidió con la noticia de que Venezuela ultima una compra de blindados y lanzacohetes rusos por valor de 800 millones de euros. Desde el año 2005, Venezuela ha gastado ya más 3.500 millones de euros en la compra de armas a Moscú. "En lugar de buscar la manera de economizar los recursos, compramos armas. ¿Contra quién van a ser usadas? No tenemos con quién pelear", ironizó Maza Zavala.
En Venezuela hay creciente preocupación por la caída de los ingresos petroleros; la inquietud es aún mayor en Cuba, Bolivia y Nicaragua, países que reciben, a fondo perdido, cuantiosas donaciones de petrodólares bolivarianos. El mismo temor lo sienten movimientos populistas-nacionalistas financiados desde Caracas, como el del peruano Ollanta Humala. Pese a que millones de venezolanos viven en ranchitos miserables y no disponen de un trabajo estable, Chávez repartía por toda América dádivas generosas para alimentar una falsa imagen de líder continental que pretendía renacer de los escombros del muro de Berlín el socialismo petrolero del siglo XXI. Chávez aún se resiste a aceptar que era una ingenua fantasía mantener con subsidios gigantescos un sistema que niega las leyes del mercado, la competencia y la productividad. El comentarista Manuel Malaver recalca que "el doblar de las campanas por el fin de la marejada del socialismo del siglo XXI co mo producto de exportación continental es espectral, pero es aterrador el desplome del crudo para el caudillo que a punta de petrodólares pretendió embriagar al país con la ilusión de que se trataba de un modelo viable, favorable a los sectores sociales más vulnerables". Malaver califica con sorna la gestión económica del presidente Chávez: "Este venezolano dispendioso decidió salvar a la humanidad mientras hundía a sus compatriotas".
Los expertos prevén que Chávez se verá forzado a incumplir acuerdos de ayuda que asumió con las naciones iberoamericanas más afines a su ideología. Según cifras del Centro de Investigaciones Económicas (Cieca), desde el 2004 el gobierno de Caracas ha donado unos 25.000 millones de euros a Cuba, Bolivia, Nicaragua, Haití, Honduras y República Dominicana. De momento, Chávez pospuso la construcción de una refinería en Nicaragua, por valor de 3.000 millones de euros, y redujo los subsidios de su programa de petróleo para el Caribe.
Escasearán los recursos para importaciones imprescindibles
En un gobierno con vocación de gasto público, que basa su popularidad en dádivas y subsidios indefinidos sin que el beneficiario tenga ninguna obligación, que nacionaliza las industrias rentables y que aumenta la burocracia estatal a más de dos millones de empleados, la abrupta baja del precio del petróleo le deja sin dinero para atender los proyectos sociales y para subvencionar alimentos. Los expertos advierten que de mantenerse el precio del barril por debajo de los 70 dólares, el país no tendrá recursos para cubrir las importaciones. Los productos del exterior, en especial los alimentos, son cada vez más necesarios por la caída de la producción a causa de la invasión de fincas y el continuo hostigamiento a agricultores. El acoso a las empresas privadas ha provocado el cierre de más de la mitad de las que existían cuando Chávez llegó al poder.
Tradicionalmente, ante una caída brutal de los precios del petróleo, los gobiernos de Caracas optaban por devaluar el bolívar, posibilidad descartada en el presupuesto 2009. Chávez deberá echar mano a las reservas internacionales y a otros fondos. Para intentar tranquilizar a ciudadanos y acreedores, el presidente venezolano reitera que no hay de qué preocuparse, pues el país cuenta con 80.000 millones de dólares si se suman las reservas internacionales, fondos de desarrollo nacional y fondos de cooperación binacional. Según la Comisión de Finanzas de la Asamblea, las divisas y fondos ascienden a 70.000 millones de dólares. Los expertos de VenEconomía señalan que esas cifras tan altas son un engaño porque 30.000 millones de dólares están: o en papeles no líquidos, de dudosa transparencia y de poco valor, entre ellos, en notas estructuradas, bonos ecuatorianos y en el Banco Nacional de Cuba. O comprometidos en numerosas compras de armas y proyectos faraónicos en el exterior.
La analista financiera Ana Julia Jatar cuestiona frontalmente la afirmación del presidente Chávez de que la caída del precio del petróleo no afectará a la marcha de la economía venezolana. "Que el presidente niegue la realidad y anuncie que no importa que el petróleo caiga por debajo de los 55 dólares el barril, porque supuestamente Venezuela ya se apartó del capitalismo, es, más que una mentira, una estupidez. Las mentiras de este Gobierno le han costado al país miles de millones de dólares", sostiene Jatar.
Crítico acérrimo de las ''recetas neoliberales'' que aconsejan vigilar el gasto público, Chávez utilizó la bonanza petrolera para promover un programa económico populista con ingentes recursos públicos y con un creciente papel del Estado en la conducción económica. Al atisbar ahora las orejas del lobo, dio un giro inesperado; el gran despilfarrador se puso a fustigar el derroche, a promover el ahorro y a anunciar recortes en la nómina de trabajadores del Estado, que se duplicó desde su llegada al poder en 1999, hasta alcanzar los dos millones.
Ciudadanos y analistas se preguntan cómo Chávez podrá cumplir su promesa de austeridad cuando tiene que pagar miles de millones de dólares por las nacionalizaciones de empresas como la siderúrgica Ternium-Sidor (1.500 millones), el Banco de Venezuela (1.200 millones, propiedad del español Grupo Santander) y la cementera mexicana Cemex (al menos 1.000 millones). Además, Venezuela ahora corre con más de dos tercios del gasto de los trabajos de exploración y producción de petróleo en la Faja del Orinoco y los convenios de cooperación de venta de crudo con facilidades con varios países, amén de la compra de armas a Rusia.
"Nosotros hemos logrado desengancharnos del sistema capitalista mundial, y hemos empezado a construir una sólida economía nacional, un modelo económico propio", aseguró el mandatario, quien destacó que incluso si el precio del petróleo llega a 55 dólares por barril, Venezuela no se vería afectada.
"Las reservas no son eternas"
Pero las cifras oficiales son puestas en tela de juicio por muchos expertos. "Claro que las reservas y los fondos pueden ayudar, pero por un tiempo limitado. Y uno no sabe de verdad si el Gobierno tiene lo que dice que tiene, porque todo se informa de palabra", señala el economista y analista financiero Pedro Palma.
En los presupuestos para el año próximo, Venezuela estima que recibirá 60 dólares por cada barril que exporte. El crudo ya ha bajado de ese nivel, pues a precio de hoy, el país caribeño obtiene entre 55 y 57 dólares por barril, contado un descuento de entre 8 y 10 dólares respecto al valor internacional, según cálculos de Enrique Álvarez, jefe de investigación para los mercados financieros de América Latina de la consultora IdeaGlobal. "La situación es extremadamente seria", manifestó Álvarez a la agencia Efe.
Por otro lado, el presupuesto está basado en una producción de 3,5 millones de barriles diarios. Así, suponiendo un consumo interno de 600.000 barriles diarios, se podrían exportar 2,9 millones de barriles diarios, lo que representaría unos ingresos de 63.500 millones de dólares.
Sin embargo, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el Departamento de Energía de Estados Unidos y la Agencia Internacional de Energía, con sede en París, reportan cifras muy inferiores. Según estas entidades, la producción venezolana del año pasado fue de 2.4 millones de barriles diarios, 28 % menos que los 3.5 millones que produjo en 1988, antes de que Chávez llegara al poder.
De esos 2"4 millones de barriles diarios, 600.000 se destinan a un consumo interno muy subsidiado, 300.000 van a los países subsidiados con fuertes descuentos (Cuba recibe cada día unos 100.000 barriles a precio de ganga) y otros 400.000 se comparten con socios de la petrolera estatal venezolana PDVSA, como Repsol, Lukoil y Petrobras. Suponiendo que la extracción de líquidos de gas natural se mantenga en 174.000 b/d, la producción venezolana estaría realmente en los 2,5 millones de b/d, y no los 3,5 millones de b/d que se estiman en el presupuesto de 2009. Por lo tanto, las exportaciones serían de 1,9 millones de b/d. Con un barril a 60 dólares, las exportaciones aportarían 41.600 millones de dólares de ingresos. O sea, una diferencia de 21.900 millones con la estimación oficial.
En una charla con "La Vanguardia", el prestigioso economista Domingo Maza Zavala, quien en los 13 años que estuvo al frente del Banco Central de Venezuela puso un poco de cordura en la conducción económica de un país acostumbrado durante décadas al despilfarro y a la improvisación, destacó que "con el actual precio del petróleo Venezuela no podrá subsistir, la casi totalidad de las exportaciones de crudo será absorbido por el servicio de la deuda interna pública y privada (que oscila entre 10.000 y 12.000 millones de dólares anuales) y por las importaciones (que sumarán unos 50.000 millones de dólares en 2008)".
"El gasto público es insostenible"
"Sin Sacrificar el gasto social, Venezuela debe reajustar las importaciones, los gastos en el exterior, el gasto público. Proclamar que no pasará nada no es razonable, no sabemos cuál será el alcance de la crisis. Si el crudo sigue por debajo de los 70 dólares barril no podría sostenerse el Estado. Y la política de subsidios de Chávez tampoco podría continuar en las mismas condiciones. El crecimiento del gasto público es insostenible. Al comienzo del mandato de Chávez, el gasto público era de unos 15.000 millones de dólares, ahora llega a unos 80.000 millones de dólares. Si tuviéramos una capacidad de producción de más de 3.400.000 barriles de petróleo al día, como en el pasado, podríamos estabilizar la economía. Pero no la poseemos".
Maza Zavala comenta que el paro general de diciembre de 2002 y enero de 2003 causó mucho daño a la compañía estatal petrolera PDVSA en instalaciones y pozos, que se agravó con el despido del 40 por ciento del personal más cualificado, técnicamente más preparado y con mayor experiencia.
"El consumo interno de petróleo ha aumentado a 800.000 barriles diarios, se incrementó con la importación masiva de coches. En sólo dos años han entrado medio millón de coches nuevos. Y este año se importarán otros 200.000. El gobierno regala 100.000 barriles diarios a Cuba. ¿Qué nos queda para exportar? Unos 1.700.000 barriles diarios. A 70 dólares serían 43.400 millones de dólares al año. En 2007 nos gastamos en importaciones 44.000 millones de dólares. Y en importaciones indirectas otros 6.000 millones. Este año no bajarán de los 50.000 millones. Si añadimos el servicio de la deuda externa, con el petróleo a 70 dólares no se podrían afrontar los pagos. ¿De dónde saldría lo restante? De las reservas de divisas. Las reservas operativas para el pago día a día al exterior no llegan a 25.000 millones, alcanzan para seis meses de importaciones. La deuda es de unos 67.000 millones de dólares (el diario "Reporte Económico" informó a principios de año de que la deuda externa ascendía ya a 76.000 millones de dólares). Cuando Chávez llegó al poder la deuda era de 20.000 millones".
Maza Zavala especifica que si se suma la deuda directa de la República a la deuda de PDVSA, que es parte del Estado, se llega a los 67.000 millones. Eso sin tener en cuenta la cuantiosa deuda interna que es internacional, porque emite títulos en deuda extranjera.
El ex director del BCV critica que a la industria petrolera se la haya cargado con tareas que no le corresponden: proyectos sociales y económicos, compra y venta de alimentos, servicios de salud. PDVSA financia la nacionalización de empresas. Todas esas funciones que asume la compañía estatal ponen de relieve la incapacidad administrativa del gobierno. "Esas tareas corresponden a organismos del gobierno, no a una petrolera. El gobierno no es competente para gestionar. Cree que PDVSA es capaz de resolverlo todo, lo cual es un grave error. PDVSA debe encargarse de producir y vender petróleo en buenas condiciones, lo que no está ocurriendo", subraya Maza Zavala.
El ex director del BCV recalca que Chávez no es muy consciente de lo que pasa en el país. "El presidente Chávez –afirma- es estatista, quiere que el Estado crezca aún más y que tenga más influencia en el ámbito económico. Ha querido crear un llamado sector social de la economía, a base de comunidades, grupo de trabajadores, cooperativas… Con ese fin permite y auspicia que fincas y empresas industriales que estaban en plena producción hayan pasado a manos del gobierno por una vía arbitraria, que no es de expropiación ni de confiscación. Es una ocupación de hecho. Con el agravante de que esas fincas y empresas dejan de producir al pasar a manos de invasores. Los campos ocupados no tardan en quedar yermos".
El presupuesto nacional, una obra de ficción
Los analistas de Ven.Economía destacan que en años anteriores, el presupuesto nacional venezolano fue un simple ejercicio en el papel, basado en supuestos irreales de egresos así como en una subestimación de ingresos. De esta manera se le dejaba un margen importante de maniobra a Hugo Chávez, para que pudiera manejar a discreción, sin fiscalización alguna, el mayor número de recursos. Los mismos especialistas subrayan que el presupuesto para 2009, presentado a la Asamblea Nacional hace unos días, "es otra obra de ficción basada en una absurda sobrestimación de los ingresos al proyectar una producción petrolera de más de un millón de barriles/día por encima de la producción real actual. Y eso, sin estimar los últimos recortes acordados por la OPEP. La fábula presupuestaria es tal que, incluso con los ingresos sobreestimados, el Gobierno ha tenido que hacer recortes sustanciales en partidas supuestamente prioritarias de los ministerios de la Vivienda, Agricultura y Participación y Protección Social.
"La caída de los precios del petróleo va a generar una crisis intensa. Gracias al precio anterior, el gasto público se incrementó enormemente. El Gobierno expandió con recursos el aumento de la demanda, pero la producción no creció al mismo ritmo, lo que presionó la necesidad de incrementar las importaciones", explicó Pedro Palma.
Estudios de la firma estadounidense PFC y del Deutsche Bank señalan a Venezuela como el país más vulnerable ante la caída de los precios del petróleo. La calificadora Standard & Poor's informó que el panorama económico de Venezuela es "todavía estable", pero expresó preocupación por la alta inflación, déficit financiero y probable devaluación.
El analista Alexander Guerrero señalaba el viernes 31 de octubre en las páginas de "El Universal" que la galopante inflación que hace a Venezuela hoy el segundo país con mayor inflación en el mundo "es consecuencia de esos desaguisados fiscales y monetarios que produjeron el traspaso de las reservas a FONDEN (un fondo de contingencia que debía guardar los ingresos del petróleo por encima del presupuesto) y por éste al fisco cuando el presidente Chávez pedía millardos al BCV, con responsabilidad compartida por este último, supuesto garante del poder de compra de cada bolívar que emite".
Según explica Alexander Guerrero, el ministro de Finanzas tenía en mente que un menor precio y una producción menguada de petróleo, unido a un proceso de fusilamiento económico y jurídico, con descapitalización del sector privado, habían incrementado la presión fiscal, forzando a vivir casi todo del petróleo. "El ministro no se percató de que la caída del ingreso fiscal petrolero trae simultáneamente una caída similar y simétrica en el ingreso fiscal no petrolero. Recordemos que todos vivimos de esos ingresos y que la recesión que apenas comienza también afectará al sector no petrolero, cuyos impuestos al fisco caerán sustancialmente", destaca Guerrero.
Al caer el crecimiento económico de un 6 % a un cero (0%), los ingresos fiscales mermarían en un 18 % en relación al PIB. "Es decir, Venezuela estaría al borde de una monumental crisis fiscal, esperando el ajuste retardado, posterior a las elecciones del 23N. Pero la gente se preguntaría de inmediato ¿y dónde están los dólares de un colosal ingreso petrolero pasado por las manos del Gobierno en los últimos cinco años? El analista de "El Universal" advierte que "las frustraciones sociales y políticas serían de pronóstico, tal cual como ha sido norma en Venezuela cada vez que vamos de lo sublime a lo ridículo por malbaratar y derrochar un ingreso petrolero cuando los precios están en alza".
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