29 octubre 2008

HÉCTOR STRÉDELL Sueldos revolucionarias

Una fuente confiable reveló reciente y públicamente que el presidente de Pdvsa, Rafael Ramírez, percibe un ingreso de 60 mil bolívares fuertes mensuales, que equivalen a 60 millones. A esa suma se le añade, según la misma fuente, la de siete sueldos anuales por bonificación. Para un total de 1.140 millones por año.

El presidente de Pdvsa es, a la vez, Ministro de Energía y Petróleo, cargo por el cual también tiene otro ingreso.

Pero a este ingreso no se refiere la información citada, que, en la misma onda, señala a los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia y a los rectores del Consejo Nacional Electoral como funcionarios que, perciben sueldos de decenas de millones de bolívares por mes, más bonificaciones anuales.

Con base en tales cifras fabulosas puede inferirse, sin llegar a los extremos de la especulación malintencionada, que el golpista-presidente tendrá asignación oficial proporcional y él ha reconocido, más de una vez, que maneja sumas incontables, incluidas las que son patrimonio del Banco Central y de Pdvsa. Todo el tesoro de la Nación es suyo, pues, y como suyo, lo administra sin el mínimo control, ni de la Asamblea Nacional ni, menos, de la Contraloría General.

¿Cuáles criterios determinan esas asignaciones? No será en remuneración de méritos y aciertos probados por los funcionarios públicos beneficiarios de aquellas asignaciones. Ramírez acusa el "mérito" de haber desmantelado Pdvsa; que era empresa de sólida proyección, en cuyas aguas se refocilan el golpista-presidente y su corte de parientes y de siguíes, así como sus "socios" de Argentina, de Bolivia, de Ecuador, de Nicaragua. Pero fundamental y principalmente, su comandante en jefe, Fidel Castro, a cuyas manos va a parar, en fluir constante y diario, la más apetitosa tajada de los dividendos de la renta petrolera venezolana.

Paralelamente, no hay servicio de electricidad ni de agua, el desempleo nacional bordea límites superiores al 20%. La educación está en quiebra, y la salud es una estafa cometida por el gobierno con la complicidad del gobierno cubano, a través de falsos médicos y enfermeros que, antes que prevenir y curar, contribuyen con su ignorancia y su mala fe al deterioro de la expectación de vida de los venezolanos.

Paralelamente, también, se fortalece y expande en nuestro país el imperio del delíto, del hamponato, del crimen, a cuyo auge contribuyen la impunidad promovida y hasta la colaboración oficial, pues no es aventurado suponer que es de los arsenales del Estado de donde se surten los asesinos, los secuestradores, los asaltantes, así como esos grupos terroristas que actúan a sus anchas y policialmente amparados y protegidos, contra la oposición, contra los medios de comunicación social independientes, contra los periodistas, y contra toda disidencia.

Habrá que llegar a la conclusión de que el objetivo fundamental del gobierno inepto, y militarista corrupto del golpista-presidente es utilizar los fabulosos recursos petroleros en destruir a Venezuela, en "hacer desaparecer" a los venezolanos, según su conocida amenaza.

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