07 octubre 2008

Claudio Fermín inicia campaña sucia para sumar adeptos a su débil aspiración opositora

Con la pretensión de sumar votos opositores a su frágil candidatura para la alcaldía Libertador el ex adeco Claudio Fermín optó por la calumnia y el descrédito en la campaña electoral que realiza de cara a las elecciones regionales del 23 de noviembre. Fermín desempolva una de las máximas proselitistas que prevaleció durante la IV República: Ante la derrota, sin consideraciones éticas, el mejor recurso es enlodar la reputación del adversario. Este dirigente se formó en Acción Democrática (AD) bajo la tutela de políticos como Carlos Andrés Pérez, considerado el padre de la corrupción en el país.

Fermín debe comprender que la mentira, como argumento político, podría ayudarlo en su empeño por destronar a Stalin González como candidato opositor. Jamás podrá el ex adeco con la calumnia superar la condición de vocero popular que exhibe el candidato del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) para la alcaldía Libertador, Jorge Rodríguez. Bueno es recordar que Rodríguez resultó vencedor el pasado 1 de junio en las elecciones primarias realizadas por el PSUV, con la participación de unos tres millones ciudadanos, para escoger la plataforma de candidatos que representarán a la organización revolucionaria en las venideras elecciones regionales.

El candidato opositor acude a desgastados señalamientos en contra del Consejo Nacional Electoral (CNE) para tildar de “tramposo” a Rodríguez, pero olvida que mientras el dirigente revolucionario perteneció al máximo órgano electoral, cientos de expertos nacionales e internacionales avalaron la pulcritud de las elecciones que se realizaron en el país. La división de la oposición en el Área Metropolitana, tildada como bochornosa por el presidente de Copei, Luis Ignacio Planas, ha llevado a dirigentes opositores de distintas toldas a descalificarse, unos otros, con la intención de imponer a los aspirantes de sus respectivas organizaciones como fichas “unitarias” para el próximo evento comicial.

Tras ocho meses de la firma del acuerdo “unitario”, la oposición en la Alcaldía de Caracas denota el calificativo de “bochornoso” expresado por Planas, ya que al igual que en los municipios Chacao y El Hatillo se encuentran sumergidos en una lucha interna protagonizada por cúpulas partidistas las cuales pugnan por imponer a sus candidatos. Como se recordará el pasado 23 de enero, 17 organizaciones opositoras rubricaron un acuerdo mediante el cual anunciarían para junio las fichas que competirían con los candidatos revolucionarios. Fermín conoce bien la fractura histórica que caracteriza a los partidos opositores (AD, Copei y sus derivados) y el distanciamiento que padecen estas organizaciones con los sectores populares.

Panorama oscuro el de Claudio
Por su condición de político cuartarepublicano, Fermín está al tanto de la baja popularidad que ostenta en las barriadas caraqueñas, e igualmente conoce que la oligarquía opositora evitará, por cuestiones raciales, apoyar una candidatura como la que él encarna. Cuando Fermín se postuló a la presidencia de la República en el año 1998, apoyado por Carlos Andrés Pérez, en el país circuló el siguiente alerta: Venezuela no está preparada para ser gobernada por un afrodescendiente. Luego Fermín retiraría su aspiración presidencial. Es necesario recordar que durante la IV República el poder económico, nacional e internacional, imponía su voluntad en materia de candidatos presidenciales. Desde que llegó la Revolución Bolivariana, en el año 1998, liderada por el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, esa manera de hacer política forma parte del pasado. Pero las constantes derrotas sufridas por la oposición a lo largo de 10 años de revolución, encontraron en el CNE una oportunidad para aplicar la máxima opositora de la IV República, ahora desempolvada por Fermín: Ante la derrota, sin consideraciones éticas, el mejor recurso es enlodar la reputación del adversario.

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