05 septiembre 2008

Violación permanente de la dignidad humana: Impunidad policial y judicial agudiza y alimenta la delincuencia

En la medida en que la impunidad se ha hecho crónica, la delincuencia se ha desatado. Actúan a plena luz del día, pues ellos saben que la probabilidad de que los atrapen o los juzguen es como la de la lotería, uno en un millón.


Por eso se la juegan en presencia de multitudes y porque también saben que la población está desarmada indefensa y desamparada. Pero los delincuentes no, porque por lo general siempre tienen un padrino que los proteja, llámese ladrón (a), politiquero (a), homicida o secuestrador (a).

En Venezuela los verdaderos responsables de las causas de la delincuencia no van presos ni son sancionadas de ninguna forma, mientras la población de a pie es azotada y perseguida por la delincuencia.

Justamente a los 20 minutos de haberse iniciado esta nota periodística fueron secuestradas, durante una hora, dos niñas de 13 y 14 años respectivamente, dentro de la estación del Metro de Bellas Artes, luego de haber entrado en esa estación los miembros de una banda organizada de jóvenes de edades similares a la de sus víctimas. Las apuntaron con disimulo, les dijeron que no gritaran y se comportaran como si fueran sus novias y le indicaron que se salieran de la estación, donde lo esperaba un carro para llevárselas.

Dicha banda esta coordinada por adultos que conducen los carros del grupo delictivo y esperan a las afueras de las estaciones del Metro para llevarse, como en este caso, a las niñas secuestradas para asaltarlas. Por suerte estas jóvenes casi niñas, sólo fueron asaltadas, pero han aparecido jóvenes tiradas en las calles de la Candelaria que han sido drogadas, violadas y asaltadas. En otros lugares también han sido secuestradas jóvenes que luego aparecen sin vida.

Esto no es la primera vez que sucede, se sospecha que en las bandas hay funcionarios de la policía. Esto ocurre en otras estaciones, pero las más riesgosas para cualquier usuario son las de Chacaíto, La Hoyada y La Paz. Los órganos policiales no le tienen permitido informar a los medios de comunicación sobre el asunto. ¿Qué está pasando en Venezuela?

La dignidad humana es pisoteada permanentemente

Las omisiones por parte de los órganos de control del Estado, bien sea policial, judicial, administrativo están alimentado a los delincuentes, lo cual a su vez provoca un desmedido crecimiento de criminalidad y transgresiones en todos los niveles. Si seguimos así, no pasará mucho tiempo para que sólo el más fuerte sea sobreviviente y el respeto a la dignidad humana sólo será una leyenda. Estamos en presencia de un círculo vicioso de transgresiones por omisión, negligencia, mediante el cual se ignoran, menosprecian la dignidad del ser humano.

Si, por ejemplo, a un delincuente le arrestan porque le hallan tres pistolas y unos cuantos paquetes de droga y a los pocos días se le ve de nuevo en la calle, eso es peor que una patada a la gente honesta que observa tal grado de impunidad y deshonestidad. Y si el mismo delincuente comenta cómo hizo, cuánto pagó para comprar su libertad, la gente termina perdiendo la poca confianza que aún tuviera en los cuerpos policiales. Igual sucede si a un inocente le achacan un delito y luego le cobran para “borrar ese delito” y dejarle en libertad.

Ese profundo desprecio por las valores humanos va generando impotencia en los ciudadanos y éstos finalmente, cansados de un vivir que parece morir, revientan en un estallido que se sabe cómo comienza, pero no cómo y cuando termina.

Con esos ejemplos, que cualquiera se negaría a creer que hubieren ocurrido, y la indiferencia que hay para quien acude a algún organismo en busca de la debida atención, en nada se estimula al ciudadano para actuar dentro de la legalidad. Se le llena angustia, desesperanza, incertidumbre, ya no sabe qué hacer ni adónde ir en busca de la justicia y respeto perdidos, que no son privilegios sino derechos.

La dignidad humana.

La dignidad humana se basa en el reconocimiento de ser merecedor de respeto. Todos merecemos ser respetados, no importando quiénes seamos. La dignidad refuerza la personalidad. La vida y la libertad de los ciudadanos son absolutas de la dignidad humana. Sin derechos humanos no hay vida ni una verdadera libertad.



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