Con la mirada vivaz de un olfateador nato de las noticias, Juan Carlos Zapata parpadea rápidamente cuando avizora al periodista. Está recibiendo una más de las decenas de felicitaciones que ha debido recibir tras la publicación de su última investigación publicada en forma de libro, “Doña Bárbara con Kalashnikov”, volumen que desorienta al público con la foto en portada de Manuel Marulanda, alias “Tirofijo”, pues no es ninguna biografía del legendario guerrillero de las Farc sino un “Yo acuso” vehemente, en ocasiones enardecido y nervioso, sobre la violencia experimentada en Venezuela al calor del conflicto fratricida colombiano.
Con el pelo abultado como si una corriente eléctrica acabase de recorrerlo y se lo hubiese hinchado, Zapata localiza un umbroso rincón de una fuente de soda para hablar de su pasión irrenunciable: la indagación sobre las relaciones ocultas del poder. Aunque no todo es revelación cercana a la criminalidad, al mal absoluto o a la sordidez de la trastienda de los encumbrados: el libro que precedió a éste fue una deliciosa indagación sobre los días caraqueños de Gabriel García Márquez, pleno de humor, coincidencias, casualidades no tan casuales, escrito con el tono de alguien que cuenta algo jocosamente mientras fuma un habano tendido en una hamaca.
Fábrica de chorizos
Él mismo ha confesado que fue poseído por allá por los noventa de la “fiebre de escribir libros, como una fábrica de chorizos”. Rafael Arráiz Lucca ha debido perdonarle algunas afirmaciones suyas al aclarar que los trabajos de Juan Carlos Zapata son biografías que escribe un periodista, no un historiador. “En las biografías periodísticas tienen cabida afirmaciones comprometedoras de fuentes orales, y la responsabilidad de estas afirmaciones el autor la traslada a la fuente, con lo que es posible toparse con señalamientos gravísimos, gracias a las licencias que el periodismo cultiva y permite”.
-Acabas de publicar un libro sobre la violencia política en Venezuela titulado “Doña Bárbara con Kalashnikov”. Pero el título es muy extraño porque en Venezuela no hay violencia política, con armas, excepto el caso del golpe del 2002.
-Sí hay violencia en Venezuela. En medio país la guerrilla colombiana tiene operaciones, donde los paramilitares están presentes, donde el narcotráfico genera su propia violencia y donde el chavismo ha propiciado sus propios núcleos de violencia.
-¿Dónde? ¿Te refieres a un territorio como el 23 de enero que significa apenas el 0,00001 % del territorio venezolano?
-Las Fuerzas Bolivarianas de Liberación (FBL) son un signo, un síntoma y un símbolo de los tiempos. La manera como se ejecutan invasiones en Caracas, donde la gente que invade se mata entre ellos, también son un síntoma de los tiempos. El discurso de Chávez es más peligroso que disparar día a día una Kalashnikov. Si a esto le sumamos que nunca en Venezuela la patología del crimen había llegado a extremos tan crudos y crueles, como el secuestro de niños, el asesinato de viejitas, el secuestro express, empresarias que mandan a matar por celos a una estudiante, un tipo que mata a su mujer en pleno Boulevard de Sabana Grande y luego se mata él, los muertos que cada día ocurren en la frontera, aunado al hecho de que el Presidente de la República amenaza de muerte a un hombre que fue su amigo como Tobías Carrero, dime tú si no hay un cuadro de violencia en el país. La violencia es la anticultura, es la barbarie. Doña Bárbara ha reencarnado en ese nuevo tipo de expresiones bárbaras.
-Pero el tratamiento mediático de la violencia es sectario: las decenas de dirigentes campesinos asesinados por latifundistas en el sur del Lago de Maracaibo no cuentan, no se habla de ellos.
-Por eso no dejo fuera en mi libro el tema de los paramilitares.
-Las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) acaban de colocar panfletos en Capacho, estado Táchira, ordenando no salir de las casas después de las 10 de la noche, en especial a los borrachos, gays y lesbianas.
-Estamos condenando la violencia de todo tipo.
-Pero sólo se escribe de la violencia causada por las Farc.
-Lo que no se puede aceptar es que el Presidente contribuya a esa violencia. Chávez maneja un discurso violento, propicia la división, impide la reconciliación y es amigo de la guerrilla colombiana. Hay un grupo en la frontera llamado las FBL que se identifican con el proceso chavista. La propia Lina Ron afirma que ella es vocera de ese grupo y que el comandante de ellos es el presidente Hugo Chávez.
-Domingo Alberto Rangel acaba de publicar el libro “Aquí manda el hampa”, donde sitúa el origen social de la violencia en la división entre barrios y urbanizaciones, no en los conflictos políticos.
-Es su opinión, muy sociológica. Pero la violencia y la inseguridad en los barrios se ha incrementado no sólo en volumen sino en crueldad. Hay tres elementos que la explican: impunidad, narcotráfico y, tercero, cuando llega Chávez al poder, conquistó como bandas de choque a lo peor de cada barrio, que pasaron a ser piezas fundamentales en la conquista electoral de esos barrios y después se les fueron de la mano. Es lo mismo que ocurrió en la frontera: dejaste entrar a las Farc, al ELN, no como antes, como aliviadero, sino permitiéndoles convertir Venezuela en territorio de operaciones, con alcaldías y gobernaciones dándoles contratos a empresas-fachada de las Farc. Todo eso se les fue de las manos y ahora tienes a la guerrilla metida en Zulia, Táchira, Apure, Amazonas, Barinas, Portuguesa, Cojedes y sur de Guárico. Y con la guerrilla vinieron el narcotráfico, los sicarios, el secuestro express y el secuestro organizado y después la vacuna y los paramilitares. Caracas parece de repente un paraíso ante lo que ocurre en los pueblos de la frontera, donde el silencio es ley, donde la gente no puede denunciar, evitan hablar con sus propios amigos porque no se sabe para quién trabaja quién. Y todo esto ocurre bajo la mirada cómplice del ejército venezolano. Yo he hablado con agentes de la DIM y ellos me cuentan que cuando han ido a los Teatros de Operaciones a dar parte de la localización de ciertos jerarcas de la guerrilla, los altos mandos les responden: “Hay que consultarlo con Miraflores”. El que lea mi libro quedará convencido de las relaciones de Chávez con la guerrilla, del papel de Rodríguez Chacín, del papel del primer embajador de Chávez ante la guerrilla que fue Miguel Quintero, de las disputas en la Disip por el tema guerrillero. ¿Y sabes por qué escribí mi libro? Porque yo soy de Guasdualito y el Alto Apure se ha convertido en un laboratorio de la disputa de los grupos guerrilleros, de los contrabandistas de gasolina, de los militares corruptos. Hay un amigo en Guasdualito que me dice: “Aquí ya no caben más grupos”.
-Ese clima atroz de violencia ¿De qué le sirve al gobierno?
-Yo sí creo que Hugo Chávez tiene, o tuvo, un plan con las Farc.
-¿Tiene o tuvo?
-Él dice que ha cambiado de opinión, pero en todo caso el plan original es la toma del poder en Colombia.
-Pero no tomaron el poder allá sino en nuestros estados fronterizos.
-Se supone que iban para allá, pero con los golpes militares recibidos y el desprestigio de las Farc, eso ha quedado en revisión coyuntural. Sé que en estos momentos se están replegando hacia zonas estratégicas con el fin de tomar un nuevo aliento.
-¿No te parece una gran hipocresía el movimiento mundial “No más Farc” que no menciona para nada la violencia de los paramilitares?
-Porque las Farc estaban en el centro de los acontecimientos. Colombia se ha quitado el problema de los paramilitares. Nadie puede ignorar eso.
-Pero hay un silencio mediático con las víctimas de los paramilitares. Los desplazados que llegan a Venezuela fueron expulsados por ellos de Colombia.
-¿Y como te enteraste de esas víctimas?
-Por los medios alternativos.
-Yo no veo medios alternativos y estoy enterado. Inclusive los panfletos de las AUC que mencionaste aparecieron en los grandes periódicos nacionales y regionales. Además, el tema grave es un gobierno que le da apoyo a un movimiento bárbaro como la guerrilla.
-Que no es más bárbara ni menos bárbara que los paramilitares y sobre éstos no hay libros ni reportajes ni programas de televisión.
-Cada ganadero que apoye a un paramilitar es un bárbaro, cada autoridad que los apoye también es un bárbaro, pero un gobierno que apoye a la guerrilla es la barbarie.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario