06 septiembre 2008

La robolución chavista hunde la inversión extranjera en Venezuela y Bolivia

La división de Iberoamérica no se encuentra sólo en la política, que gira en torno a la expansión del indigenismo populista, sino también en la economía. Los planes del venezolano Hugo Chávez de unificar toda la región por medio del socialismo y de la explotación de los recursos petrolíferos están fracasando. El informe que anualmente elabora la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) -organismo dependiente de Naciones Unidas- demuestra que la situación económica de los estados que están en la órbita del presidente de Venezuela, entre los que destaca Bolivia, es pésima. Chávez ha logrado desde que aprobó en 2001 un Decreto Habilitante que le daba poderes especiales para intervenir el mércado agrícola, el petrolero y el pesquero, que la Inversión Extranjera Directa (IED) haya caído un 82 por ciento. Incluso, el país presidido por el gorila rojo logró un récord de dudosa honra, al contabilizar una inversión extranjera negativa de 543 millones de euros al cierre de 2006, algo inaudito para los países de la región que disponen de recursos para atraer capitales foráneos. De hecho, en el conjunto de Latinoamérica, las entradas de dinero extranjero para aumentar la capacidad productiva de la región repuntaron un 11 por ciento el pasado año. Por su parte, en Bolivia la tendencia también es preocupante. La IED ha descendido un 80 por ciento desde 2001 y, desde la llegada del campesino Evo Morales al poder en 2007, las empresas y gobiernos europeos, asiáticos y norteamericanos, no se plantean inyectar fondos en una economía neonacionalizadora, con inseguridad jurídica y un excesivo nivel de populismo que amenaza el crecimiento económico. Todo ello a pesar de que Venezuela es el quinto exportador de crudo del mundo y que Bolivia ocupa el tercer puesto en producción de gas, tal como indica el grupo británico de comunicación BBC en su especial sobre hidrocarburos.



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