03 septiembre 2008

Oliver L Campbell : La oscilación del péndulo

La nacionalización y la privatización son como la oscilación de un péndulo. Si va a la izquierda sabemos que volverá a la derecha--en términos físicos y políticos. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial en 1945, los participantes dijeron que había que crear un mundo mejor--un mundo más justo que eliminaba la pobreza y daba iguales oportunidades a sus compatriotas. Se creó el llamado Estado de Bienestar (Welfare State) donde el estado se responsabilizaba por sus ciudadanos desde el nacimiento hasta la muerte (“from the womb to the tomb”) con un servicio nacional de salud, pagos para los desocupados, los minusválidos, las madres solteras, los jubilados, etc. Si no se creó precisamente un paraíso terrenal, por lo menos se creó algo mucho mejor de lo que antes existía.

Estas medidas socialistas fueron acogidas aun por los países con rasgos capitalistas. Como corolario, se pensó que todos los servicios básicos como el agua, la electricidad, los ferrocarriles, los teléfonos, etc y las industrias básicas como las minas de carbón y las acerías deberían estar en manos del estado y se llevó a cabo su nacionalización. Así continuó por muchos años pero, para la gran sorpresa de los ideólogos socialistas, la nacionalización no eliminó las huelgas y las manifestaciones laborales. Todo lo contrario; los trabajadores formaron sindicatos fuertes que cada vez pedían mejores condiciones económicas. Los gobiernos socialistas generalmente cedieron a sus demandas--los gobiernos capitalistas quizás ponían más resistencia pero, para evitar el daño de las huelgas, a la larga también cedían a sus exigencias. Este fue el período de los sindicatos fuertes, de las huelgas, de las protestas, del aumento en el costo de la vida y de una inflación preocupante.

Todo siguió así hasta que Mrs Thatcher fue nombrada Primer Ministro del Reino Unido en 1979. A partir de 1981 su gobierno empezó a privatizar la gran parte de las empresas que habían sido nacionalizadas. Su consigna “El estado es un pésimo administrador de empresas” corrió por el mundo entero y muchos países, incluyendo a los socialistas, pusieron en marcha la privatización. Rusia, un país socialista por excelencia, empezó mas tarde y allí se manejó mal porque el estado vendió los activos a precios demasiado bajos con el resultado que unos cuantos rusos se hicieron multimillonarios. China ha empezado un programa de privatización con mucha cautela vendiendo primero los pequeños entes estatales. Quiere evitar los errores del gobierno ruso y por eso anda piano, piano.

Diría que el péndulo está todavía a la derecha en la mayoría de los países, pero se nota un movimiento hacia la izquierda en algunos. Venezuela fue uno de los países que aceptó el criterio de Mrs Thatcher y privatizó varias empresas del estado, pero recientemente el Presidente Chávez ha dado una vuelta de 180 grados con la nacionalización de unas cuantas empresas.

No es mi intención ni criticar ni aplaudir esa medida porque sé que, historicamente, el péndulo oscila de un lado a otro. Pero al reconocer que la nacionalización tiene ciertas ventajas, sobre todo cuando se trata de los monopolios, quisiera señalar que también se presta para muchas consecuencias negativas. Escojo ejemplos del Reino Unido y de Venezuela:

1) Ineficiencia. Cito el caso de la telefónica británica. Cuando estaba nacionalizada, tomaba un mes instalar un teléfono nuevo y varios días arreglar una falla. Cuando se privatizó, instalaban un teléfono nuevo en 48 horas y arreglaban una falla en menos de 24 horas.

2) Aumento de la nómina. Se crean puestos nuevos y bien remunerados sin mucha justificación. Cada gerente necesita una secretaria como cuestión de estatus. El excedente de personal en la Petroquímica era uno de los factores que conducía a sus pérdidas anuales.

3) Aumento de los salarios y beneficios. Como los empleados trabajan para el estado, piensan que tienen el derecho de obtener mejoras salariales muy por encima del promedio en el país. La ganancia de la empresa les preocupa poco, pues saben que el gobierno proveerá cualquier subsidio necesario.

4) Nepotismo y favoritismo. Empleados con experiencia son sustituidos por parientes y amigos de los gerentes--el amiguismo vale más que el mérito. Los “pesados” del gobierno presionan para que empleen sus protegidos y muchos logran “enchufarse.”

5) Pérdida del concepto de servicio. Los empleados comienzan a creer que la empresa existe para darles empleo y un sueldo y se olvidan que es para servir a la colectividad. Hay que ver como la actitud del personal que atendía al público cambió de la noche a la mañana cuando privatizaron a Cantv en 1991.

6) Abuso de poder. Cito el caso de VIASA, mi línea aérea favorita por el buen servicio que prestaba. Si los aviones siempre volaban llenos, ¿cómo es que la empresa perdía dinero? Sencillamente porque la mitad de los pasajeros viajaba gratis. Los “pesados” no pagaban y los ministerios a menudo no pagaban los viajes de su personal--quedaba como una deuda pero VIASA no veía el dinero. Además, los parientes del personal creían que tenían el derecho de viajar pagando solo un porcentaje mínimo del valor del boleto.

7) Interferencia política. Las decisiones importantes no dependen solo de razones comerciales sino de la “ingeniería social” del gobierno. Si éste decide que no le importa que los marginados no paguen por el agua, gas y la electricidad, los demás consumidores deben absorber ese costo. El problema es “Si nada nos cuesta, hagámoslo fiesta.” Lo que empezó como una evasión de pocas personas, pronto empieza a crecer.

8) Ganancia pierde relevancia. Con tal que los objetivos sociales se cumplan, los gerentes le dan poca importancia al rendimiento económico de su empresa. Si una empresa estatal va hacia la bancarrota, el gobierno se ve forzado a inyectar fondos adicionales para rescatarla.

9) Falta de financiamiento. Cito el caso de los ferrocarriles británicos. Como las empresas nacionalizadas apenas hacían ganancias, no generaban fondos para invertir y el sistema de ferrocarriles quedó en un pésimo estado. Este mismo problema del mal estado de los activos ha afectado las empresas de la CVG que no han recibido los fondos necesarios para sus nuevas inversiones. Por la frecuencia de los apagones recientemente, lo más probable es que las empresas eléctricas venezolanas hayan tenido las mismas deficiencias.

Un gran problema que tiene Venezuela es que los sucesivos gobiernos han tratado de aislar el país de los precios internacionales--se paga poquísimo por la gasolina y el gas natural. El efecto es que ninguna empresa internacional quiere invertir en el proyecto Gran Mariscal de Ayacucho para la liquefacción del gas natural. El gas licuado tiene un buen precio en el mercado internacional pero, si el país va a utilizar una gran proporción para el consumo interno--industrial, domestico y petroquímica--y venderlo a los precios irrisorios nacionales, la ganancia que deja no atrae al inversionista extranjero.

El Presidente Chávez dice que las cementeras y la siderúrgica querían vender todo afuera y eso dejaba al país sin suficiente producción para la demanda interna. Sostiene que eso fue la causa de no poder construir las casas prometidas. Pero esto no es de sorprender cuando los precios afuera son muchísimo mas altos. Me pregunto por qué el Presidente Chávez, en vez de nacionalizarlas, no logró el mismo resultado imponiendo cuotas para el mercado interno. Esto ha podido ser en volúmenes absolutos o como un porcentaje de la producción. Seguramente las empresas habrían pedido dinero en compensación, pero es de notar que el nuevo esquema tiene un costo oculto. Las empresas van a dejar de contribuir con el ISLR sobre los precios internacionales y pagarán mucho menos ISLR sobre los precios nacionales.

Se acepta que el gobierno pueda adoptar la política de aislar a Venezuela de los precios internacionales para los servicios y productos básicos que se producen en el país, pero el resultado es que el objetivo de precios bajos solo se logra mediante la nacionalización. Es difícil que una empresa privada haga una ganancia adecuada si todo lo debe suministrar o vender a precios impuestos por el gobierno. La ventaja de esta política es que abarata el costo de la vida para el ciudadano común, pero la desventaja es que el precio bajo conduce al despilfarro y el gobierno termina subsidiando el costo.

Como dice el refrán, “Mas sabe el diablo por viejo que por diablo.” Los que hemos vivido la oscilación del péndulo sabemos que la nacionalización soluciona algunos problemas pero crea otros. Quisiera enfatizar que los problemas citados arriba se aplican en escala mundial y no específicamente a Venezuela. No quiero ser pesimista y es posible que Venezuela pueda evitarlos si las empresas nacionalizadas se administran bien. Pero la experiencia en otros países nos dice que hay un gran riesgo que muchos de estos problemas se repitan en Venezuela.

Sabemos que la nacionalización de por sí no soluciona el problema de las exigencias laborales. Mas bien los trabajadores quieren que se nacionalicen todas las empresas de un cierto tamaño en todos los sectores. Creen que en una empresa nacionalizada, donde la ganancia es de secundaria importancia, les es más fácil exigir mejoras de salarios y beneficios. Sin ser adivino, me parece el gobierno tendrá problemas cada vez mas serios con contener el costo de la nómina en las empresas nacionalizadas a medida que la fuerza laboral pase del sector privado al sector estatal. Tarde o temprano tendrá que negar ciertas demandas o el costo de operación subirá al cielo. Es decir, las diferencias con los sindicatos sucederán igual en las empresas nacionalizadas que en las privatizadas. Solo es necesario ver lo que está pasando actualmente en el Estado Bolívar, en particular en mi pueblo natal de El Callao, para darse cuenta que las relaciones laborales no andan nada bien.

Es muy posible que, dentro de 20 años, una nueva administración decida que “El estado es un pésimo administrador de empresas” y vuelva a privatizar muchas de las empresas recién nacionalizadas--esa es la historia de la oscilación del péndulo.

Oliver L Campbell , MBA, DipM, FCCA, ACMA, MCIM nació en El Callao, Venezuela en 1931, donde su padre trabajaba en la industria aurífera. Comenzó a trabajar en Shell de Venezuela en el año 1953, y después de una larga carrera en la industria, ocupo la responsabilidad de Coordinador de Finanzas de PDVSA.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario