La polémica ahora es parte de su entorno y de sus pretensiones. Pareciera que reacomodar sus convicciones políticas ha puesto a la indígena María Andarcia en el ojo del huracán. Pero esto no parece importarle, puesto que sin el apoyo del Consejo Nacional Indígena de Venezuela (Conive), la actual diputada y aspirante a la reelección inscribió su candidatura respaldada por la Fundación Indígena Kariña (Fundaika).
por NAYROBIS E. RODRÍGUEZEsta menuda mujer de verbo fácil y abundantes gesticulaciones no tiene reparos al admitir que falta por hacer mucho más de lo que ya se ha hecho en favor de su comunidad, con condiciones adversas como el notable divorcio que existe entre sus convicciones y el gobierno central.
- ¿Su aspiración a la diputación respaldada por Fundaika no contradice las normas del Conive, que dice que esta organización es la que debe postularlos?
- No, para nada. La disposición Séptima Transitoria de la Constitución establece que se puede postular a los Consejos Legislativos a través de las organizaciones indígenas, comunidades indígenas o pueblos indígenas. Son tres figuras de rango constitucional y yo fui postulada por una de ellas, después de una asamblea realizada en febrero de este año a través de Fundaika.
- Tiene dos períodos como legisladora ¿Qué se ha hecho por los indígenas y que falta por hacer?
- Hay una agenda de los pueblos indígenas que en la actualidad no es la misma que sigue el Gobierno nacional, a través del Ministerio del Poder Popular para los Pueblos Indígenas, como política pública. Evidentemente estamos políticamente divorciados. El gobierno nacional está en mora con los pueblos indígenas en cuanto a la demarcación de los territorios. Aquí en Sucre logramos delimitar al pueblo warao, porque emprendimos una gran batalla conjuntamente con la Fundación Indígena del estado Sucre (Fundaisu) y el gobierno regional. También tenemos en agenda la aplicación de la educación intercultural bilingüe en todas las escuelas ubicadas en territorios indígenas. Hemos emprendido batallas con respecto a eso y hemos alcanzado objetivos mínimos, porque no contamos con todo el apoyo que debería aportar el Ministerio de Educación.
El verdadero rostro
Ese divorcio político que rige en sus relaciones con el gobierno central no inhibe a María Andarcia de admitir la importancia de las acciones que el presidente Hugo Chávez realizó en aras del reconocimiento de los pueblos indígenas y para que los aborígenes obtuvieran derechos constitucionales. “Pero una cosa es tener derechos sustentados en base a muchas leyes, y otra cosa es que eso se transforme en acciones para los pueblos indígenas”.
- Usted antes era afecta al chavismo ¿Qué la hizo cambiar de posición?
- La flagrante violación a los derechos constitucionales plasmados en la reforma. Eso no debía parecerse al gobierno ni al partido de gobierno, eso tenía que tener el rostro del pueblo venezolano. Venezuela no quería transformar al Estado en un acaparador de bienes y servicios, ni en un estatizador por excelencia. He militado en democracia progresista de cara al futuro y estoy bien clara del papel que deben jugar las mujeres indígenas en la actualidad.
- ¿Y cuál es ese papel?
- Debe ser lo suficientemente objetiva cuando se trata de su pueblo, para impulsar políticas en materia de educación, salud, demarcación, conservación del medio ambiente, utilización de los recursos existentes en nuestro territorio. Debe transmitir el verdadero rostro del indio, que no se trata de estar consustanciado con un grupo político. Debe transmitir la lengua materna, nuestra cosmovisión como pueblo, la visión de la mujer indígena y de la modernidad.
- ¿Cómo ha influido la política del gobierno de agruparlos en diferentes asociaciones comunitarias?
- La estructura de las organizaciones indígenas son culturas milenarias. Este cambio a los consejos comunales no es negativo. El problema es cómo se orientaron hacia los pueblos indígenas, desconociendo sus autoridades. Cuando sesgas tu posición, se pierde objetividad en tu pueblo y ese pueblo tiene pensamiento libre y no está sujeto a formas que no le den libertad a su estructura y pensamiento. Cuando caes en eso, se desvirtúa el papel de esas comunidades.
- ¿Qué pasa con el pueblo kariña? Hay dos mandos que se eligieron como autoridades tradicionales y ninguno ha tenido la capacidad de unificar al pueblo.
- Muchos piensan que en sus comunidades hay una pila de ignorantes, eso es lo que me ha hecho fijar una posición aparte de la del Consejo Nacional Indígena de Venezuela, aunque sigo siendo parte de su estructura nacional. Yo no puedo estar sujeta a un grupo político.
Ni buena ni mala
Las hermanas Andarcia son protagonistas de la política indígena de Sucre y provienen del vientre de una luchadora autóctona con más de 40 años de trayectoria.
En las próximas elecciones regionales del 23 de noviembre se medirán para saber cuál será la representante de los nativos en el parlamento regional.
María Andarcia afirma que en el ámbito político hay posiciones encontradas evidentes, pero que en la lucha social ambas consiguieron objetivos importantes trabajando en conjunto. “Los hermanos se van amalgamando y hay que ver nuestro papel en la sociedad y el papel que tenemos como miembros de una organización indígena”.
- Usted y su hermana Ynés tienen dos visiones políticas diferentes ¿Les pasó como a los hermanos Carlos y Hermann Escarrá?
- Ni yo soy la buena ni Ynés es la mala. Mi hermana es mi hermana, una persona extraordinaria si la vemos desde el punto de vista humano, una excelente madre. Como políticas no compartimos visiones. Ahora ¿el conflicto? De repente armó un show en la prensa cuando quiso ajustar su partido a la cuestión indígena, algo totalmente desaforado, porque tenemos unos estatutos en el Conive y yo estoy ajustada a ello. Yo no tengo complejo de diva por el hecho de que sea legisladora, el que quiera armar un show a mis expensas está equivocado, porque yo no respondo a ello.
Perfil
María Andarcia Campos nació en Puerto La Cruz, estado Anzoátegui, el 18 de agosto de 1961.
Sus padres son Oswaldo Andarcia y Lourdes Campos, luchadora social indígena con más de 40 años de trabajo político.
Posee estudios inconclusos en educación y derecho, ambos postergados por sus aspiraciones políticas.
Afirma tener más de 25 años en la lucha por la reivindicación de los derechos de los indios.
Se considera felizmente divorciada del padre de sus dos hijos: Ynti Quevedo Andarcia (16) y Frank Quevedo Andarcia (15).
Ha sido diputada regional durante los periodos 2002-2004 y 2004-2008.
Fue la primera mujer indígena en el Consejo Nacional de la Mujer.
Ejerció durante tres periodos la vicepresidencia del Consejo Legislativo del Estado Sucre.
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