Soliloquio de un estresado

íDios mío meeesmo, qué desazón siento! La tranquilidad me ha abandonado por completo. No pego una; todo pareciera confabulado contra mí. Ya nadie me para. Ni los ministros me hacen caso (bueno, eso ha sido una constante en estos nueve años y medio). Todos están ocupados sólo en meter la mano en el erario. íQué ganas de ser ricos! øNo había proclamado yo que ser rico es malo? Para nada, porque los venezolanos, tan dados a los retruécanos, al ratico estaban diciendo que el régimen lo que demostraba era lo contrario: íque ser malo es rico! Ya algo parecido le había sucedido a Carlos Andrés con aquello de 'administrar la abundancia con criterio de escasez'. Que al ratitiquitico lo habían torcido a 'administrar la abundancia con escasez de criterio'.