17 junio 2008

Leopoldo Puchi - La aplicación de las tres R

Los recientes anuncios del presidente no tienen por qué sorprender a nadie. Más bien, lo que debería sorprender es el retardo con que el gobierno ha tomado el camino de las tres R anunciado hace ya cinco meses. Los resultados del referendo sobre la reforma tuvieron un efecto negativo muy grande sobre las perspectivas de permanencia en el poder por parte de quienes lo detentan hoy, comprometiendo de manera decisiva las posibilidades de desarrollo del proceso político que impulsan.

Del balance de esas circunstancias, hecho por el sector gubernamental, surge como conclusión la necesidad de adoptar medidas que permitan la reconquista de los sectores sociales que se mostraron reticentes a propósito de la reforma constitucional, y que votaron en contra o se abstuvieron, a pesar de haber acompañado al presidente en eventos electorales anteriores. En diciembre el gobierno estaba en una encrucijada: o descartaba el camino pacífico para adelantar el "proceso bolivariano", o si quería continuar en él, se actuaba para rescatar la base de legitimidad del sistema político venezolano, es decir los votos, expresados en encuestas o en comicios. Sin votos, sin popularidad, no hay camino pacífico.

La reconquista de la popularidad pasa por correcciones, rectificaciones y reacomodos. En primer lugar, en aquellos aspectos que tienen que ver con las condiciones de vida de la gente, que se expresa en temas como las inseguridad, el desabastecimiento y la inflación. También en materias sensibles en sectores como los estudiantes, en relación al tema de las libertades.

Lo que llama la atención es que, a pesar de las conclusiones a que había llegado, el sector gubernamental continuó tomando decisiones que iban en un sentido opuesto a las políticas trazadas. Habría que preguntarse a qué se deben los errores como los de la ley que regulaba el registro de nombres, o el proyecto de currículo bolivariano, la ley de inteligencia y contrainteligencia o el cobro por las retrasmisiones de VTV. ¿Qué había de común en esta diversidad de iniciativas? Todo indica que detrás de los errores hay una mentalidad que los produce: la visión anacrónica del tipo de socialismo autoritario que predomina en gran parte de los cuadros del gobierno y que sale a flote aquí y allá, a pesar de que la línea oficial es la rectificación. Las matrices básicas de una mentalidad son difíciles de cambiar.

Sin embargo, y a pesar de esa mentalidad a la que hacemos referencia, Chávez ha impuesto un viraje. Ante esta realidad, la oferta opositora no puede basarse exclusivamente en la caza de los errores gubernamentales, sino que cobra mayor importancia la construcción de una alternativa superior de signo progresista.




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