13 junio 2008

Alberto Baumeister Toledo -- El siempre tragicómico país

Es una rutina o estilo de lo que acontece en nuestra tierra, que las cosas siempre se hagan de manera tal que trasciendan por su estultez o desmesurado inútil resultado y sean habitualmente dignas de publicarse en el libro de récord de los imposibles del célebre Guinnes.

Para muestra un botón, como se decía en los tiempos de María Castaña: esta semana fuimos sorprendidos por el insólito gesto de Don Regalón, de haber derogado la tristemente célebre ley del sistema de inteligencia y contrainteligencia; oprobiosa regulación puesta en vigencia unos días antes por el propio Presidente, réplica de instrumentos usados en el pasado para legitimar los más espantosos crímenes políticos, torturas y atrocidades invocando los valores de la patria.

Ese cuento ahora de la buena voluntad demostrada por el hombre poderoso de Venezuela, destacando que con ello dio un paso atrás, no se lo come Juan Pueblo ni siquiera con un buen sancocho. Mis ojos y los de Uds. veremos de nuevo el mentado instrumento o el más similar o parecido, que renacerá a la luz pública cual Ave Fénix, resucitada con el tenebroso fin de subyugar las libertades de éste pueblo. Y lo peor, es que todo ello ocurrirá como si nada.

En el mismo orden de ideas, y siempre poniendo énfasis en esas grandes e insólitas contradicciones, con profundo pesar está anunciado para la semana próxima la clausura de un importante y trascendente Instituto o Departamento de la Facultad de Ciencias Económicas de nuestra ilustre Universidad Central. Se trata del Centro de Estudios de Cooperativismo (Cepac), porque, como repetimos, ocurre solo en estas tierras, no hay quien de continuidad ni quien asuma la responsabilidad de continuar la noble tarea científica y académica de analizar, estudiar y divulgar el cooperativismo como medio para instar la actividad productiva y apoyar un modo de crear mini-empresas útiles y fuentes de trabajo.

Demostrando que el tiempo transcurrido no fue perdido, el cierre es con broche de oro, y se presentan varias importantes obras contentivas de novedosos estudios sobre la materia.

Mientras este gobierno alocada e irresponsablemente ha impulsado un errático cooperativismo sin regulación ad hoc ni labor de educación, botando reales a diestra y siniestra y favoreciendo a un pequeño grupo de pillastres, no hay quien dé la cara para que se continúe ese importante Departamento en la Universidad.

Como no me gusta ser del montón, ni dejar de reconocer lo que en justicia, deba serlo, vaya mi voto de aplauso al distinguido profesor Oscar Bastidas, fundador y luchador de ese Instituto y de sus causas a nivel nacional e internacional, a quien toca ahora tristemente también despedir esa buena y fructífera idea.

Cierro la puerta de esta Opinión, con otra lamentable noticia, si bien muy propia de este país, pero la cual aún mantengo en estado de averiguación. Me contaron que entre los juguetes caros que ha dispuesto poner en uso Don Regalón, está el célebre satélite bolivariano, otro derroche de lo ajeno a pesar de que tanto venezolano anda pelando cable en estos días.

Pues bien parece que los chinos, por demás avispados, les metieron el mismo cuento de la importancia de tener un medio de comunicación que detenga las oscuras aspiraciones capitalistas del país del Norte a los nigerianos, que finalmente anodinos y desilustrados como Don Regalón cayeron en la trampa y contrataron con los mismos chinos y hasta en condiciones financieras similares, un siamés de nuestro satélite, pero que, inclusive ya ha sido lanzado hace unos meses atrás.

El fulano satélite, según me contó un pajarito internacional, salió con tremenda falla y seguro estoy, pues este es el país de Ripley, que las autoridades venezolanas ni se han enterado de ello, ni tienen tomadas las providencias del caso.

La irresponsabilidad del citado gesto es por igual de Venezuela y de Nigeria. En éste segundo país, por pertenecer a un continente donde el hambre, la pobreza y la anti salud imperan y en el nuestro por razones muy parecidas, no tiene sentido ni sensatez alguna tan dispendiosa inversión.

Por lo pronto, quien aquí les habla se abstendrá de realizar gesto alguno por el insólito continente africano. Si a los nigerianos que pertenecen al mismo, poco les importan los miles de hambrientos y el desafuero de las condiciones de vida, de sus coterráneos, menos me debe importar a mí, que por lo menos me medio ocupo de mis compatriotas mal atendidos en estas tierras.

Seguro estoy, como suele ocurrir en Venezuela, que las autoridades responsables de este proyecto poco o nada saben lo del cuento de los satélites, al igual que por la ya demora en el lanzamiento, el hecho de que el nuestro no podrá siquiera salir a mediano plazo, pues se interrumpen esas labores técnicas en China para dar paso a sus Juegos Olímpicos, y se imaginarán Uds. que durante los mismos no existirá alma alguna que resuelva ocuparse de otro tema.

Eso sí, en el interregno, seguro estoy que un montón de vivos ya habrán sacado sus pingues beneficios de todo el cuento del satélite, siempre ávidos por llenarse las manos no del sudor que produce el sano trabajo, sino de la caca insólita que produce la corrupción.

Al tener más noticias sobre el tema cuenten que las divulgaré, siempre por supuesto que no se haya repuesto la Ley del sistema de inteligencia y contrainteligencia, pues en tal evento seguro que hablar de estas cosas constituirá cuando menos traición a la patria o revelación de secretos tácticos, y me costará unos días de chirola.

bautole@gmail.com

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