Caracas es una fila permanente. Por eso sus habitantes sacrifican el sueño, y hasta el desayuno, en una inútil batalla contra el tráfico: las 'colas' de cada día. De cada hora de cada día, en verdad, porque ya en Caracas no hay horas pico. Y eso hace inútil el esfuerzo de querer escapar del tránsito: la congestión vehicular dura prácticamente todo el día y parte de la noche. No es que sea un tema exclusivo de la capital venezolana, pero en los últimos años se ha vuelto uno de los casos más extremos de las grandes ciudades latinoamericanas. El problema aumenta con la población y su capacidad adquisitiva, lo que ha hecho que la industria automotriz venezolana tenga ya varios años rompiendo sus récords de ventas. Como consecuencia, hay más autos circulando por las mismas vías.
31 julio 2008
Lo que Londres le dejó a Caracas
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