Esto sucede cada vez con mayor frecuencia, y lamentablemente, no importa llevarse por delante lo que sea y a quien sea, con tal de buscar alguna causa oculta de algo que sencillamente aparece como una verdad inocultable.
Traigo esto a colación porque han sido varias y distintas las oportunidades en que este fenómeno se observa. Una de ellas fue cuando Manuel Rosales reconoció el triunfo de Chávez en las pasadas elecciones presidenciales. Al candidato opositor se le endilgaron toda serie de insultos, y de manera inmediata, en el mismo sitio donde se encontraban muchísimos opositores esperando los resultados del supuesto triunfo que tendrían. La misma gente que lo apoyó durante meses, le abandonó en cuestión de minutos y lo crucificó, por haber aceptado un hecho que les desfavorecía. A pesar de eso, Rosales continúa en la lucha política, porque, como político que es, sabe que en esa rueda, hay veces que se está arriba y otras se está abajo.
Igual ha sucedido y sucede con Luis Vicente León. En varias oportunidades, en sus artículos de El Universal, Luis Vicente traduce el resultado de sus encuestas donde nos hace ver diferentes situaciones, sean favorables o adversas para los opositores o el chavismo. Cuando ocurre lo primero, no hay quien no recomiende su artículo, y de ser lo segundo, ni sus morochos se quedan exentos de recibir los dardos de los radicales. Afortunadamente, Luis Vicente le pone humor al asunto y continúa mostrándonos asertivamente sus estudios.
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