18 junio 2008

Alexis Márquez Rodríguez - Las reculadas de Chávez

Es natural que los últimos actos de Chávez, dando marcha atrás en diversos casos, unos intrascendentes, pero otros de importancia capital, causen sorpresa en observadores dentro y fuera del país, y a veces más que sorpresa, verdadero desconcierto. Y entonces, también naturalmente surgen las hipótesis que buscan explicar los hechos.

Algunos creen que no hay rectificación propiamente, mucho menos sincera, sino una táctica de Chávez, destinada a calmar los ánimos opositores, para luego arremeter con más fuerza en el empeño de llevar adelante las reformas derrotadas el 2 de diciembre, en especial la que le asegure la reelección indefinida y la perpetuación en el poder.

Otros opinan que sí se trata de importantes rectificaciones, al margen de que puedan ser sinceras o no. Después de todo, actitudes morales, como la sinceridad, no cuentan para nada en el mundo de la política.

Esta hipótesis suele reforzarse con el agregado de que se trata de verdaderas rectificaciones, pero no originadas en la voluntad del presidente, sino impuestas por la fuerza de la opinión pública, reforzada esta, a su vez, por las acciones de calle que inducen a pensar que las cosas pueden pasar a mayores y generar grandes movimientos que, aunque originalmente no tengan esa intención, puedan convertirse en subversivos.

Hay incluso quienes afirman categóricamente que la actitud de Chávez se debe a la presión de importantes y poderosos sectores militares, abiertamente descontentos y dispuestos a no permitirle que siga con sus locuras, hundiendo cada día más al país en un pantanal del cual después va a ser muy difícil sacarlo.

Estas hipótesis no son necesariamente contradictorias, y mucho menos excluyentes. No hay duda de que últimamente, sobre todo a partir del 2 de diciembre, la opinión pública en Venezuela se ha reforzado, no sólo porque se ha incrementado, sino también porque ello mismo ha hecho que Chávez haya sido más sensible ante sus planteamientos. Como ha sido igualmente más sensible a la opinión internacional y a la evidente pérdida de prestigio fuera de Venezuela, incluso entre gobiernos que han sido sus amigos y aliados. Lo cual, de paso, ha servido para demostrar a los incrédulos que esa opinión internacional sí existe y tiene más fuerza de lo que muchos creen.

Pero es asimismo evidente que las reculadas de Chávez tienen un valor táctico, y que responden al hecho de saberse debilitado, lo cual le resalta peligroso en un año electoral, por lo que prefiere dar marcha atrás en ciertos casos, para después tomar un nuevo impulso en su planes socialistoides, a los cuales no renunciará sino cuando esté definitivamente derrotado.

Sin embargo, lo más importante ahora es saber que una oposición vigorosa, coherente y perseverante sí puede lograr esa derrota definitiva de la demencia chavista, si sabe usar oportuna e inteligentemente las armas que tenga a su disposición, entre ellas la prédica constante a través de los medios de comunicación, los actos de masas y la tan vilipendiada vía electoral.

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