29 marzo 2008

Después de todo, no es esto lo que buscábamos cuando pusimos nuestra pluma junto al papel y nos llamamos periodistas?

Sr. Jackson Diehl
Editor Asistente, Página Editorial
The Washington Post
1150 15th Street NW
Washington, DC 20071

28 de marzo de 2008

Estimado Sr. Diehl,

Usted ha recibido una carta del Ministro de Comunicación e Información de Venezuela, Andrés Izarra, protestando lo que generalmente la administración gubernamental venezolana percibe como una cobertura negativa y hostil de diversos aspectos del gobierno del Presidente Hugo Chávez Frías.

Como corresponsal veterano con conocimiento íntimo del pasado y presente de Venezuela, estoy un poco en desacuerdo con los métodos comunicacionales de Andrés, pero, honestamente, comparto sus sentimientos ofendidos y busco entender las razones detrás de la línea editorial de este periódico, reconociendo que ustedes tienen toda la libertad para expresar sus opiniones, al igual que Andrés.

Creo que tanto él como usted trabajan con el concepto básico de un grado de patriotismo, cada uno desde su propia perspectiva única. Sé que Andrés posee un intenso sentido de patriotismo por Venezuela y su pueblo, y, obviamente, reacciona fuertemente cuando percibe una serie de ataques incesantes contra el concepto y los valores que él estima tanto.

No creo --de hecho, estoy seguro, debido a que conozco al hombre-- que Andrés NO odia a los Estados Unidos, al igual que no lo es el President Chávez, quien ha dedicado su vida y su ser al bienestar y beneficio del pueblo venezolano. Esto es parte del problema, si en realidad existe algún problema significativo al final.

Debería ser más que obvio para usted y sus lectores que la lealtad primaria del Presidente Chávez y su gobierno es a Venezuela, su bandera y su pueblo. Esto es una verdad común que, creo que la mayoría de los observadores acordarán que igualmente se aplica a los líderes y gobiernos de todos los países, excepto aquellos gobernados por dictaduras que buscan el beneficio de un dictador y no el de su pueblo. Puede ser que tengamos opiniones diversas en cuanto a los líderes de otros países, pero al final, depende de la voluntad soberana de los ciudadanos de cada país decidir quién los gobernará, y decidir aceptar sus mandatos o buscar soluciones para llegar a esa meta.

Naturalmente, cada nación es libre de formar y expresar su opinión sobre otros países, así como de formar alianzas necesarias para proteger su integridad individual. Creo que, como ciudadano estadounidense, usted sostiene estos principios como ciertos, que todos los hombres (y mujeres) deben ser libres para buscar y disfrutar la felicidad.

Naturalmente, como un verdadero patriota venezolano de carne y hueso --y le aseguro que Andrés Izarra lo es-- Andrés se siente triste, molesto y frustrado por el hecho de que sus publicaciones (y otros) han divulgado lo que él percibe son calumnias repetidas contra Venezuela y el pueblo venezolano.

Creo que si las críticas (o calumnias, llámelas como las llame) hubiesen estado fundadas sobre un entendimiento profundo de la situación venezolana, podrían haber sido digeridas más facilmente y quizá habrían sido atendidas por aquellos a cargo del gobierno venezolano pero, usted tal vez reconocerá que su reacción particular y tal vez natural ante lo que percibe fue un "ataque" por parte del Ministro Izarra, o más bien una crítica de sus actitudes, no es distinto de la percepción de Andrés Izarra, cuando fue confrontado con un sinnúmero de ataques y críticas de usted y su periódico, los cuales Izarra sospecha están siendo controlados por otras fuerzas dentro de la administración Bush, que buscan aprovecharse de los activos soberanos de Venezuela, en la misma forma en que muchas potencias colonialistas han hecho alrededor del mundo por siglos.

Allí es cuando creo que es más sensato hace lo que un gran líder una vez aconsejó: bajarse del caballo de batalla y caminar junto al presunto enemigo. Hacer esto podría ser más admirable que continuar con las hostilidades, y sería más productivo y una menor pérdida de energía y recursos que serían malgastados con actitudes hostiles. Tal acción conlleva un nivel de nobleza y humildad, pero vale la pena infinitamente.

Andrés Izarra es un hombre virtuoso que arriesgó todo durante una carrera muy positiva como director de prensa en televisión, para seguir su conciencia y desobedecer un edicto impuesto por sus antiguos jefes en Radio Caracas Televisión (RCTV), que les obligaba a censurar la cobertura en vivo de eventos que se desarrollaron después del fallido golpe de estado contra el Presidente Chávez en abril de 2002.

Ante este pasado y las circunstancias que se han dado tras el reestablecimiento del Presidente Chávez en el gobierno electo por el pueblo, es difícil para Andrés o para mí mismo, entender por qué el Washington Post persiste en ofrecer una cobertura tan desinformada sobre Venezuela, que no sólo es incorrecta, sino que afecta negativamente a cada uno de nosotros. Si bien entiendo de dónde vienen sus intenciones, como periodista estadounidense con sus propias lealtades, es difícil para los venezolanos (quienes por lo general son personas generosas y abiertas) entender por qué aparentemente no existe ningún esfuerzo de su parte por reconciliar o entender el punto de vista de los venezolanos. Tal vez si lo intentara (bajándose de su caballo de batalla!), descubriría, como yo lo hice, siendo un extranjero en Venezuela, que hay mucho más en las relaciones Estados Unidos-Venezuela que una "guerra de palabras".

Personalmente, creo que Andrés pudo haber cometido un error de juicio al escribirles de manera tan agresiva, pues mucho más se hubiera logrado si él hubiera intentado ayudarles a entender, invitarlos a Venezuela para que sacaran sus propias conclusiones, a que se empaparan de lo que realmente sucede en Venezuela. Sí, sé que no puede hacer esto con cada uno de los países que forman el colectivo de la humanidad en la Tierra, pero ya que se ha enfocado tanto en Venezuela, valdría la pena que usted se tomara el tiempo de observarla más de cerca y llegar a una felíz conclusión de lo que Venezuela tiene para ofrecer, sobretodo a los Estados Unidos.

Si fuera usted, yo buscaría separar mi profesionalismo como periodista de las políticas del Departamento de Estado o la Casa Blanca, reconociendo, por supuesto, que al estar dirigido a una audiencia estadounidense, su cobertura editorial debe tener una parcialización que favorezca a esos lectores. Es en tal sentido que Venezuela ha sido tan mal entendida en Norteamérica, pues ustedes tienen una evaluación instintiva de que los medios de ese país realmente representan a la mayoría. Es algo que se entiende erróneamente muy a menudo con respecto a Venezuela, que los medios comerciales venezolanos no trabajan bajo ningún "código de ética Norteamericano" de juicios balanceados.

En ambos lados de la división política en Venezuela, hay cobertura muy parcializada, y como los medios comerciales siempre han tenido más prominencia, lo que parece ser "opinión" de parte de los medios venezolanos, también es negativa hacia la serie de reformas y acciones tomadas por el gobierno venezolano para proteger y potenciar el futuro del pueblo venezolano. Desafortunadamente, esto se expresa sólo en diatribas contra el Presidente Chávez, quien tampoco se queda atrás al reaccionar espontáneamente y de igual forma ante la plétora de insultos y abusos lanzados en su contra diariamente, por intereses que una vez tuvieron poderes cuasi-dictatoriales, pero que ahora están aprendiendo (a regañadientes) a aceptar la democracia.

Ustedes han utilizado diversos epítetos para describir al Presidente Chávez, los cuales podrían ser utilizados igualmente para describir a su propio presidente o al líder de cualquier otro país. Lo han llamado un "hombre fuerte", pero cree que los venezolanos se beneficiarían si él fuese débil?

La inferencia que se puede sacar de esa expresión es que el Presidente Chávez es "dictatorial" (otro epíteto suelto en la confrontación) pero una mirada más cercana le demostraría que Chávez no es dictatorial. Él se ha apegado a gobernar de acuerdo a la Constitución, que de hecho ha sido reformada (con el apoyo democrático del electorado venezolano en el referéndum de 1999). Estados Unidos ha enmendado su constitución en múltiples ocasiones también.

Andrés Izarra ha tratado de explicar las diferencias esenciales entre el modelo gubernamental de Venezuela y aquél de Estados Unidos. Perdóneme si digo que pienso que el modelo venezolano es más justo y democrático que el de Estados Unidos, pero eso es algo que usted tendría que presenciar por sí mismo y no es mi intención imponer tal punto de vista sobre el suyo, sino por lo menos fomentar a que usted se brinde la oportunidad de estar más informado y llegar a sus propios juicios justos y balanceados. Al hacer esto, sus críticas serían más aceptadas en Caracas, y posiblemente percibidas como un gesto amistoso hacia las tres "R" (Reforma, Revisión y Rectificación), aspiraciones anunciadas por el Presidente Chávez.

Estoy seguro de que si usted se bajara de su caballo de batalla particular y caminara junto a Andrés Izarra, de tú a tú, descubriría una voluntad genuina para hacerlo entender que Venezuela y su presidente electo democráticamente tienen todo el derecho a dar sus opiniones, al igual que usted.

Espero que esto pueda materializarse con un espíritu de verdadera investigación y balance periodístico, y le aconsejaría a Andrés Izarra y su personal, hacer tales oportunidades disponibles no sólo a usted, Sr. Diehl, sino al gran número de periodistas extranjeros que tienen un genuino interés profesional en buscar la verdad. .

Después de todo, no es esto lo que buscábamos cuando pusimos nuestra pluma junto al papel y nos llamamos periodistas?

Saludos cordiales,
Roy S. Carson
vheadline@gmail.com
Editor/publisher,
VHeadline Venezuela
http://vheadlinevenezuelanews.blogspot.com/





No hay comentarios.:

Publicar un comentario