No pretendo convertirme en profeta del desastre y les aseguro que no quisiera verme en esta posición de escribir sobre el tema, pero los hechos acaecidos los últimos días me hacen pensar que las cosas van mal, muy mal para la revolución. Cuando los supuestos líderes del movimiento, incluido el presidente Chávez, actúan de manera diferente al discurso que se promueve, el mensaje que se está enviando es absolutamente negativo.
Cuando se repite constantemente que se deben denunciar los errores, cuando se promueve la denuncia como mecanismo de contraloría ciudadana, cuando se pide a los medios alternativos el que se critique al gobierno, mal se puede expulsar a alguien de un partido que aun no ha nacido por el hecho de que se solicite una investigación sobre hechos presuntamente dudosos y la posibilidad de un sobre precio en compras realizadas por un ministerio.
Al mejor estilo adeco, se excluye de las filas del partido a todo aquel que ose tener una opinión diferente a lo establecido por una cúpula que cada día pierde más contacto con las masas. No creo necesario recordarle a la dirigencia del PSUV y al presidente Chávez que la caída de Acción Democrática como maquinaria política fue ocasionada en buena medida por las decisiones a dedo, por la intolerancia a la crítica, por el distanciamiento entre las cúpulas o cogollos y las bases. El último traicionado fue justamente Alfaro Usero como consecuencia de su forma de conducir el partido y su obsesiva aspiración a la presidencia de la república.
No es la primera vez que escribo señalando la intolerancia a la crítica de la cual padece buena parte de la dirigencia revolucionaria. Y no sería tan grave el asunto si no fuera porque el propio Chávez solicita la exclusión de Tascón del PUSV por hacer exactamente aquello que el presidente promueve a diario: denunciar un hecho aparentemente ilícito.
En las aulas de la Escuela de Derecho se me dijo que hasta el peor delincuente tiene derecho a la defensa, aquí se ha juzgado y condenado a Tascón por osar solicitar una investigación en la que se vería envuelto el hermano de quien ostenta el cargo de juez dentro del PSUV. Me podrán decir lo que quieran, pero esto no es más que la cuarta república en sus mejores tiempos. En lugar de proceder como lo señalan las leyes y la razón, la presidenta de la Asamblea Nacional asume posiciones de juez que no le corresponden e incluso acusa al denunciante de conspirar con el imperio (pareciera que eso se está convirtiendo en una obsesión), el juez del partido condena al denunciante sin esperar a que se hagan las averiguaciones del caso y el presidente de la república solicita una condena contraria a todo procedimiento lógico y/o legal. ¿No es eso parte de lo que siempre le criticamos a la cuarta? ¿No es exactamente ese comportamiento intolerante lo que produjo el descontento del pueblo e incluso las muertes del 27 de febrero de 1989? ¿Es que estamos en presencia de más de lo mismo, pero con boina roja y no blanca? ¿De qué se estaba hablando con aquello de las tres R? No defiendo a Tascón, de eso que se ocupe él solito. Yo defiendo, como ciudadano, el que se hagan las averiguaciones de rigor y que pague quien tenga que pagar, eso es lo que el pueblo quiere y espera.
Pienso que con unas elecciones legislativas y regionales en el futuro cercano, errores de este tipo le hacen un flaco servicio a la revolución y confirma la intolerancia a la crítica en sectores del gobierno que parecen creerse invencibles e insustituibles. Sin soluciones a los problemas que afectan al pueblo día a día y pretendiendo mantener un discurso de lucha contra la corrupción, “caiga quien caiga”, sin que rueden cabezas o que al menos se adelanten las investigaciones que corresponden, me parece que los días de la revolución bonita se están acabando.
Cuando se repite constantemente que se deben denunciar los errores, cuando se promueve la denuncia como mecanismo de contraloría ciudadana, cuando se pide a los medios alternativos el que se critique al gobierno, mal se puede expulsar a alguien de un partido que aun no ha nacido por el hecho de que se solicite una investigación sobre hechos presuntamente dudosos y la posibilidad de un sobre precio en compras realizadas por un ministerio.
Al mejor estilo adeco, se excluye de las filas del partido a todo aquel que ose tener una opinión diferente a lo establecido por una cúpula que cada día pierde más contacto con las masas. No creo necesario recordarle a la dirigencia del PSUV y al presidente Chávez que la caída de Acción Democrática como maquinaria política fue ocasionada en buena medida por las decisiones a dedo, por la intolerancia a la crítica, por el distanciamiento entre las cúpulas o cogollos y las bases. El último traicionado fue justamente Alfaro Usero como consecuencia de su forma de conducir el partido y su obsesiva aspiración a la presidencia de la república.
No es la primera vez que escribo señalando la intolerancia a la crítica de la cual padece buena parte de la dirigencia revolucionaria. Y no sería tan grave el asunto si no fuera porque el propio Chávez solicita la exclusión de Tascón del PUSV por hacer exactamente aquello que el presidente promueve a diario: denunciar un hecho aparentemente ilícito.
En las aulas de la Escuela de Derecho se me dijo que hasta el peor delincuente tiene derecho a la defensa, aquí se ha juzgado y condenado a Tascón por osar solicitar una investigación en la que se vería envuelto el hermano de quien ostenta el cargo de juez dentro del PSUV. Me podrán decir lo que quieran, pero esto no es más que la cuarta república en sus mejores tiempos. En lugar de proceder como lo señalan las leyes y la razón, la presidenta de la Asamblea Nacional asume posiciones de juez que no le corresponden e incluso acusa al denunciante de conspirar con el imperio (pareciera que eso se está convirtiendo en una obsesión), el juez del partido condena al denunciante sin esperar a que se hagan las averiguaciones del caso y el presidente de la república solicita una condena contraria a todo procedimiento lógico y/o legal. ¿No es eso parte de lo que siempre le criticamos a la cuarta? ¿No es exactamente ese comportamiento intolerante lo que produjo el descontento del pueblo e incluso las muertes del 27 de febrero de 1989? ¿Es que estamos en presencia de más de lo mismo, pero con boina roja y no blanca? ¿De qué se estaba hablando con aquello de las tres R? No defiendo a Tascón, de eso que se ocupe él solito. Yo defiendo, como ciudadano, el que se hagan las averiguaciones de rigor y que pague quien tenga que pagar, eso es lo que el pueblo quiere y espera.
Pienso que con unas elecciones legislativas y regionales en el futuro cercano, errores de este tipo le hacen un flaco servicio a la revolución y confirma la intolerancia a la crítica en sectores del gobierno que parecen creerse invencibles e insustituibles. Sin soluciones a los problemas que afectan al pueblo día a día y pretendiendo mantener un discurso de lucha contra la corrupción, “caiga quien caiga”, sin que rueden cabezas o que al menos se adelanten las investigaciones que corresponden, me parece que los días de la revolución bonita se están acabando.
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