03 febrero 2008

Las Verdades de Miguel No. 186

Desde Trafalgar Square

Patrick J. O'Donoghue
Patrick.vheadline@gmail.com

Luego de un mes en Venezuela visitando amigos y familiares, uno regresa al mundo occidental con muchas impresiones.

Esperaba ver muchas demostraciones de conciencia pero a decir verdad, quedé un poco decepcionado. A raíz de la derrota del 2 de diciembre, noté una predisposición a la crítica entre los que apoyan el proceso. De igual manera, encontré una especie de euforia entre los que oponen a Chávez. La página web aporrea.org ha tomado el liderazgo en la promoción del debate y la crítica. En otras palabras, se ha convertido en el termómetro del nivel de discusión y crítica dentro del movimiento. Es una señal positiva que contrarresta a las declaraciones de los comentaristas de pacotilla.

Otra cosa que me llamó la atención después de estar ausente por dos años fueron las colas: Más carros, más desorden y menos soluciones. Pasé parte de mi estadía en un pueblito de la costa donde vive la familia de mi señora. Todo el mundo comentaba sobre las colas que formaban la gente regresando de las playas las cuales bloqueaban el paso de la gente del pueblo que regresaba a sus casas después del trabajo. Yo mismo experimenté una cola de una hora en el camino del pueblo a la cuidad. Lo insólito es que los fiscales de tránsito brillaron por su ausencia.

Quiero agradecer la atención médica de dos Centros de Diagnostico Integral (CDI), uno en Araure, Portuguesa y el otro en Puerto Cabello, estado Carabobo. Los doctores cubanos José Luís, jefe del CDI en la Villa de Pilar y Lázaro Aray quien trabaja en el CDI situado al lado del terminal de pasajeros en el Puerto me trataron por unas dolencias. Quedé gratamente impresionado con la facilidad y fluidez de las consultas. Espero ver algún día a jóvenes médicos venezolanos trabajando con la misma entrega.

Algo que experimenté y no me gustó mucho fue la práctica de hacer dinero fácil vendiendo cosas. Parece que no ha cambiado nada. Es una de las contradicciones del proceso. Me preocupa oír a amigos serios hablando del despilfarro en algunos consejos comunales y el mal uso de los créditos. Ni hablar de la policía y la GN. En su afán de incrementar sus aguinaldos, parece que están en otro país y que jamás hubiesen oído de la revolución bolivariana.

Antes de viajar leí un artículo de David Aaronovitch, uno de los comentaristas más conocidos del Reino Unido. El subjetivo título de sus comentarios publicados en The Times era, "¿Cómo ser un dictador loco? Si Hugo Chávez estuviese observando a Robert Mugabe, el presidente de Zimbabwe, él podría predecir como su vida se desarrollaría."

Les presento las ideas de Aaronovitch como típicas de lo que muchos comentaristas en el Reino Unido piensan de Chávez. A pesar de lo que el Ministerio de Relaciones Exteriores proclama y lo que creen dentro de los círculos gubernamentales, la mayoría de las fuentes periodísticas del Reino Unido comparan Chávez con Mugabe. El artículo de Aaronovitch se basa en los resultados del referéndum del 2 de diciembre y en la presencia de Mugabe en una conferencia que se llevó a cabo en Lisboa y a la cual no asistió el Primer ministro británico George Brown. Como muchos de su generación, Aaronovitch fue un estudiante radical que en el transcurso de su vida vio la luz y se quedó firmemente enconchado en el campo de la socialdemocracia como respuesta a la vida política de muchos países. Mugabe y Chávez, narra el autor, pasaron por ratos desagradables. En el caso del primero, el líder de Alemania, Ángela Merkel, le dijo a Mugabe cuatro verdades frente a 70 líderes africanos y europeos. En el caso del segundo, el rey de España le gritó que debería cerrar su bocota creando la expresión de moda del año 2007. Evocando al Cuento de Navidad del escritor ingles, Charles Dickens, David piensa que Mugabe es el espíritu de Navidad que está por venirle a Chávez. Los argumentos son los mismos de siempre: el haber ganado elecciones no garantiza la democracia y en países con gobiernos populistas "se nacionalizan industrias, se atacan a las oligarquías, se tratan periodistas como traidores y se culpan por todo al poder satánico del gran gringo de la casa blanca." Como pueden apreciar, el autor tiene facilidades de palabras.

Por más que invoca el poder del pueblo y a pesar de haber llegado al poder por medio de elecciones, se refuerza la creencia entre los británicos de que Chávez busca perpetuarse en el poder. El autor manipula sutilmente las declaraciones de Chávez sobre la derrota del 2D. El Presidente dijo primero, "reconozco la decisión del pueblo". Una semana después Chávez declaró que había sido una victoria de mierda. Aaronovitch concluye que, "el presidente describió a la decisión del pueblo como de mierda". Otra falacia que establece el artículo es lo malo de ponerle adjetivos a la palabra república: "Pregúntale a la gente que vive en repúblicas democráticas, islámicas (o bolivarianas)." Aaronovitch también ataca a defensores de Venezuela como Richard Gott y la profesora Julia Buxton.

Aaronovitch admite que puede equivocarse al mirar la bola de cristal. Sin embargo mantiene que Mugabe le ofrece a Chávez ideas tales como iniciar la confiscación de empresas extranjeras, usar lo expropiado para comprar conciencias, mirar el colapso de la economía echándole la culpa, primero al extranjero y luego al traidor, y finalmente mirar a su pueblo morirse de hambre. No sé si Julia Buxton de la Universidad de Bradford le contestó a Aaronovitch como suele hacerlo pero Aaronovitch se la devora por proclamar que no se debe juzgar a la democracia bolivariana con las luces del occidente. Buxton piensa que hay una diferencia entre la democracia en las bases de la sociedad en Venezuela y la percepción elitistas articulada por los medios y los grupos que promueven la democracia liberal. Buxton no está lejos de la verdad cuando afirma que no se puede ver lo que está pasando en Venezuela bajo la lupa de la democracia liberal. Sin embargo, Aaronovitch encapsula el escepticismo de la gente de la Gran Bretaña recordando la experiencia de la guerra fría comparando lo que escribe Buxton con lo que comentaron Sidney y Beatrice Webb sobre Stalin en 1936: sugirieron que Stalin era más colegiado que el primer ministro británico. El padre de David Aaronovitch fue miembro del Partido Comunista de Gran Bretaña.

La debilidad del argumento del autor es notable en lo que propone como solución para América Latina. Está convencido que en Venezuela están creadas las condiciones para un "mugabismo latino" y la solución no es un retorno al pasado sino algo como Chile "con la buena pero aburrida democracia social-liberal con votos parlamentarios y todo eso." Una pobre solución si se toma en cuenta el ascenso y caída de un tal Augusto Pinochet.

Durante mi estadía en Venezuela traté de comunicarme con Samuel Moncada, embajador de Venezuela en el Reino Unido porque estaba en el país. Le dejé varios mensajes en su buzón de celular pero de respuesta…, nada.

Fracasé en mi intento de asistir al primer Alo Presidente del 2008. Entiendo que fue un poco tarde. Dejé varios mensajes en los teléfonos que me proveyó Andrés Izarra cuando pasó por Londres el año pasado pero de respuesta…, nada. Realmente pensé que tenía una buena palanca luego del anuncio que Andrés era el nuevo Ministro de Comunicación e Información (Minci). Su mensaje al asumir el ministerio fue abierto y amplio dentro de la nueva política de revisar, rectificar y reimpulsar. La verdad es que pienso que el espíritu del pasado quizás es más fuerte que el espíritu del presente y del porvenir y no debería ser así. Este a propósito es mi opinión personal.

Compré la revista británica GQ donde la supermodelo Naomi Campbell ofrece una entrevista con Chávez. Veo que a la oposición, personificada por el manipulador de cuentos, Nelson Bocaranda Sardi, no le gustó para nada y trataron de darle un tono romántico al encuentro entre la modelo y el presidente. No vi ninguna referencia en la prensa mundial respecto a "un flechazo amoroso entre el caudillo y la supermodelo." Sin embargo, los datos que ofrece Bocaranda Sardi son reveladores. Por ejemplo, el que Campbell trajo de Londres a dos venezolanos, Mauricio Donelli (fotógrafo) y Vladimir Utrera como acompañantes. El sarcasmo del columnista sale a flote y bastante cuando expresa su desprecio hacia el presidente de Telesur, Andrés Izarra. Este ha fungido de traductor para más de una celebridad mundial incluyendo a Oliver Stone, Sean Penn y la misma Campbell.

Una cosa que me llenó de alegría durante la estadía fue ver gente que se había quemado dentro del movimiento bolivariano reincorporarse a la lucha. Una ahijada me dice que ahora ella cuenta con un equipo de trabajo que es firme y que sabe lo que quieren lograr. Con gente joven como ellos cree que habrá menos despilfarros y será más fácil hacerle seguimiento de los créditos y maquinarias y a los bienes de la nación. El éxito del proceso depende de la producción y la conciencia.

Los medios de la oposición están viento en popa 24/7. Poder leer los periódicos y ver los noticieros durante la estadía me ayudó a entender donde están apuntando. Si uno cree las noticias, todos los barrios de Venezuela están en estado de abandono y los entrevistados salen criticando el gobierno por regalar el dinero a otros países. Los que llevamos años reportando noticias sabemos que se están poniendo las palabras en la boca de la gente para promover su ángulo mediático particular. Efectivo.

Según mi parecer, el gobierno está a la defensiva y ha perdido terreno en la batalla de comunicaciones tanto en casa como en el exterior. La pelea es cuesta arriba.

La próxima semana: El Alcalde de Londres Ken Livingstone bajo fuego. Chávez y Naomi Campbell. Y Los últimos sobre VHeadline.com.

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